Negarse la supuesta realidad. Querer y no poder. Respirar y sentir el vacío, porque siempre habrá un rincón que quede por llenar. Que la rabia no sepa por donde salir, tener un grito ahogado. Esa necesidad de explotar y no saber por dónde encender la mecha para que empiece a arder. Chispas que no consigo apagar. Llamas que suben, queman y se van, sin ningún remordimiento por el dolor causado. Ni las lágrimas són capaces de ahogar ese fuego. Ahora me paro a pensar en todo y me parece una absoluta tontería. Y sentirte como una tonta. Cabezona donde las haya, pero tonta. Y ver que no puedes hacer nada contra eso... Hay personas que aparecen en tu vida sin avisar, entran sin pedir permiso, se quedan, hacen de las suyas y no se sabe cuando se irán. ¿Qué pasaría si te dijera que tengo unas ganas inmensas de escaparme contigo?
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